Saltar al contenido principal

Estás a punto de instalar aerotermia, pero aún dudas con el emisor. Te contamos qué opción te dará más comodidad y eficiencia en función de tu situación.

Niñas juegan y disfrutan del suelo radiante por aerotermia

Imagínate este escenario: es pleno invierno, fuera llueve y el termómetro marca apenas 5 ºC. Llegas a tu casa, te descalzas y notas un calor suave y uniforme bajo tus pies. No hay corrientes de aire, no hay rincones fríos… Solo confort. Esa es la promesa del suelo radiante. Pero quizá tú siempre has tenido radiadores y te preguntas si realmente merece la pena el cambio. Y más aún si hablamos de combinarlo con aerotermia, una tecnología que cada vez escuchas más, pero que todavía no tienes del todo clara.

En este artículo vamos a ayudarte a responder la gran pregunta: ¿suelo radiante o radiadores? Lo haremos desde la base, explicando cómo funciona la aerotermia, qué factores determinan su eficiencia, y en qué casos conviene una u otra opción.

Cómo funciona la aerotermia en pocas palabras

La aerotermia es un sistema de climatización que aprovecha la energía contenida en el aire exterior para producir calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria. Lo hace mediante una bomba de calor de alta eficiencia que, incluso con temperaturas frías, es capaz de extraer calor del aire y transferirlo al interior de tu vivienda.

La gran ventaja es que es una tecnología renovable y mucho más eficiente que las calderas tradicionales, ya que puede producir entre 3 y 5 veces más energía de la que consume en electricidad. Ahora bien, esa eficiencia puede variar mucho dependiendo del sistema con el que distribuyas el calor: y ahí entra la comparación entre suelo radiante o radiadores.

Factores que determinan la eficiencia real

No basta con instalar aerotermia para garantizar el máximo ahorro. Hay aspectos que marcan la diferencia:

  • Temperatura de impulsión: la aerotermia rinde más cuanto más baja es la temperatura del agua que necesita mover. El suelo radiante funciona con agua a 30-45 ºC, mientras que los radiadores tradicionales requieren entre 60 y 75 ºC.
  • Aislamiento de la vivienda: un buen aislamiento mantiene el calor dentro y reduce el trabajo del sistema. Sin él, cualquier emisor pierde eficiencia.
  • Zona climática: en climas fríos, la aerotermia sigue siendo eficiente, pero puede necesitar apoyo en días muy extremos.
  • Control y programación: un sistema bien programado aprovecha al máximo las horas de menor consumo eléctrico y evita derroches.
  • Mantenimiento: revisar filtros, purgar circuitos y hacer mantenimientos periódicos asegura que la eficiencia no caiga con el tiempo.

Suelo radiante o radiadores: comparativa directa

Para que la decisión sea más clara, aquí tienes una comparativa rápida:

Tabla comparativa entre suelo radiante y radiadores

Como ves, el suelo radiante se lleva la palma en eficiencia y confort, pero no siempre es la opción más viable según la vivienda.

Ventajas del suelo radiante

  • Mayor eficiencia con aerotermia: al trabajar con agua a baja temperatura, aprovecha al máximo el rendimiento del sistema.
  • Confort total: calor uniforme, sin corrientes y con temperatura agradable en toda la casa.
  • Estética limpia: sin radiadores a la vista, el espacio se aprovecha mejor.
  • Menos polvo y alérgenos: al no mover el aire, reduce la circulación de partículas.
  • Versatilidad: en algunos casos puede usarse también para refrescar en verano.

Eso sí, su instalación requiere obra y una inversión inicial más alta. Por eso, en reformas integrales u obras nuevas es la ocasión perfecta para plantearlo.

Mujer leyendo en el suelo climatizado por suelo radiante

Opciones según el tipo de vivienda

  • Obra nueva o reforma integral: aquí el suelo radiante es casi imbatible. Permite diseñar toda la instalación desde cero y aprovechar su máxima eficiencia.
  • Viviendas ya construidas: cambiar a suelo radiante implica levantar suelos y hacer una reforma importante. En este caso, radiadores de baja temperatura pueden ser una excelente alternativa para combinar con aerotermia.
  • Casas con aislamiento deficiente: antes de invertir en un sistema nuevo, es mejor mejorar ventanas, paredes o tejados para no perder calor.

En resumen, la pregunta "suelo radiante o radiadores" no tiene una respuesta única: depende de tu vivienda, tu presupuesto y tus prioridades.

Confort y experiencia de uso

Aquí entra en juego algo que no siempre se mide en números: cómo se vive el calor en el día a día.

  • Suelo radiante: ofrece un calor constante y homogéneo, sin zonas frías. La sensación de tener los pies calientes y poder ir descalzo en pleno invierno es un lujo difícil de describir. El calor tarda un poco más en notarse, pero también se mantiene más tiempo.
  • Radiadores: calientan más rápido, pero el calor tiende a concentrarse cerca del emisor. Pueden crear pequeñas corrientes de aire y, al estar a la vista, condicionan la colocación de muebles.
Madre e hija calentando sus pien los radiadores por aerotermia

En ambos casos, combinados con aerotermia, se logra un ahorro importante frente a sistemas convencionales, pero la experiencia de uso es diferente y muy personal.

Si buscas la máxima eficiencia, confort y un acabado limpio, y estás en obra nueva o reforma, el suelo radiante es la opción ideal para tu aerotermia. Si prefieres una instalación más rápida y menos costosa, o tu vivienda ya está acabada, los radiadores —mejor si son de baja temperatura— pueden ser una solución excelente.

En cualquier caso, lo importante es que la elección entre suelo radiante o radiadores se haga con información clara y adaptada a tu vivienda, para que tu inversión se traduzca en ahorro, confort y sostenibilidad durante muchos años.

Dale un aire nuevo a tu email

Suscríbete a nuestra newsletter y recibe cada mes consejos expertos sobre climatización y purificación de aire.