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La mayoría de los hogares aciertan impulsando el agua del circuito entre 30 y 35 °C. Te explico por qué ese rango maximiza la eficiencia, mantiene el confort estable y cómo ajustarlo a tu vivienda.

Mujer leyendo descalza apoyando los pies en su suelo radiante por aerotermia

Si tienes (o estás pensando en instalar) suelo radiante con aerotermia, buscas dos cosas: un calor uniforme que te haga olvidar las mantas de sofá y una factura que no te quite el sueño. La buena noticia es que ambas dependen en gran parte de un mismo ajuste: los grados a los que circula el agua por el suelo. Suena técnico, pero es más simple de lo que parece. En este artículo te contamos cómo elegir la temperatura adecuada para tu suelo radiante por aerotermia y por qué es la palanca que convierte un buen sistema en un sistema excelente.

¿Qué es el suelo radiante por aerotermia?

El suelo radiante es un sistema de calefacción por agua a baja temperatura. Bajo el pavimento de tu casa se instala una red de tuberías por la que circula agua templada. Ese calor se reparte de manera homogénea por toda la estancia y se irradia desde el suelo hacia arriba. Al trabajar con temperaturas moderadas, el cuerpo lo percibe como un calor envolvente y muy estable, sin corrientes de aire ni zonas frías.

La aerotermia (bomba de calor aire-agua) se encarga de calentar ese agua. Extrae energía del aire exterior —incluso cuando fuera hace mucho frío— y la cede al circuito hidráulico del suelo. Cuando hablamos de la temperatura del suelo radiante en aerotermia  nos referimos, sobre todo, a la temperatura de impulsión (el agua que entra al circuito).

¿Y en verano? La misma aerotermia invierte el ciclo para producir agua más fresca, que circula por el suelo y absorbe el calor del ambiente. El resultado es una temperatura refrescante, suave y homogénea, también sin corrientes de aire ni ruidos.

¿Cuál es la temperatura adecuada del agua en el suelo radiante por aerotermia?

En calefacción, con aerotermia y suelo radiante lo “ideal” es impulsar agua en torno a 30–35 °C y bajar lo que puedas sin perder confort (cuanto más baja la impulsión, mejor rendimiento del equipo). En viviendas muy bien aisladas puede funcionar incluso por debajo de 30 °C; en edificios antiguos a veces hay que subir hacia 35–40 °C.

Y no, el aire de casa no llega a 30 °C. Esos 30–35 °C son la temperatura del agua que circula por las tuberías del suelo.

Piensa que en un suelo radiante hay tres temperaturas distintas:

  1. Agua (impulsión/ida): ~28–35 °C en calefacción.
  2. Superficie del suelo: normalmente 24–27 °C (tope recomendado 29 °C en zonas vividas).
  3. Aire interior (lo que sientes): suele estar en 20–22 °C si el termostato está a confort.

La clave práctica es combinar estas tres ideas:

  • Define tu consigna de ambiente: elige y deja estable la temperatura objetivo del aire interior que marca el termostato. Lo recomendable es entre 20 y 21 °C en invierno.
  • Ajusta la impulsión para conseguir esa consigna de forma continuada. Un suelo radiante “a tirones” (encendiendo y apagando, o subiendo mucho la temperatura de pronto) es un suelo mal regulado que pierde eficiencia (y te hace gastar más)
  • Activa la curva climática: Es una regla automática que le dice a la aerotermia a cuántos grados debe enviar el agua del suelo según el frío que haga fuera, para mantener tu temperatura objetivo (consigna) sin que tengas que tocar nada. La impulsión se adapta automáticamente: días suaves, agua más baja; días fríos, un poco más alta.
niña jugando en el suelo radiante por aerotermia

¿Cómo influye la temperatura del suelo radiante por aerotermia en la eficiencia energética?

De manera directa. El rendimiento de una bomba de calor (COP) depende de la diferencia de temperatura entre la fuente fría (aire exterior) y el emisor (el agua que impulsas al suelo). Cuanto menor sea la impulsión necesaria, mejor trabaja la aerotermia:

  • Menos salto térmico = mayor COP: cada grado que bajas en impulsión le hace la vida más fácil a la bomba de calor.
  • Funcionamiento continuo y modulado: a bajas temperaturas, el equipo puede trabajar muchas horas a carga parcial, que es donde suele ser más eficiente y silencioso.
  • Menos ciclos de arranque/parada: se reduce el desgaste y la probabilidad de picos de consumo.
  • Descongelaciones más suaves en climas fríos: una impulsión razonable y caudales equilibrados ayudan a que el sistema mantenga estabilidad durante los ciclos de desescarche.

Traducción para tu factura, que es lo más nos preocupa: bajar la temperatura del suelo radiante en aerotermia hasta el punto en que sigues cómodo reduce el consumo eléctrico de la bomba. Se trata de encontrar un equilibrio constante. Si bajas demasiado y no alcanzas la consigna interior, la casa no estará lo suficientemente caliente. Si subes demasiado, pagarás más sin ganar confort real.

¿Qué factores influyen en la temperatura necesaria?

La temperatura del suelo radiante por aerotermia que necesitas no es una decisión aislada, sino que depende de las características de tu vivienda, la instalación y tus hábitos. Estos son los factores principales:

Aislamiento y estanqueidad de la vivienda

  • Casas con buen aislamiento, ventanas estancas y pocas infiltraciones de aire alcanzan la consigna con agua más baja.
  • En edificios antiguos, una pequeña inversión en aislamiento (burletes, sellado de cajas de persiana, cortinas térmicas, alféizares bien ajustados) permite rebajar varios grados la impulsión.

Diseño del suelo radiante

  • El paso de tubería, las longitudes de los circuitos y el equilibrado hidráulico influyen en la uniformidad.
  • Espesor de la solera y masa térmica: a mayor inercia, el sistema es más estable pero tarda más en reaccionar. Ideal para un funcionamiento 24/7 con pequeños ajustes.

Pavimento

  • La cerámica y la piedra transmiten muy bien el calor: permiten impulsiones más bajas.
  • Madera o laminado exigen controlar la temperatura superficial máxima especificada por el fabricante y, a veces, subir un poco la impulsión para compensar su mayor resistencia térmica.

Clima exterior

  • Las zonas con inviernos suaves permiten trabajar casi toda la temporada en el tramo 30–35 °C.
  • En olas de frío puntuales, la curva climática elevará la impulsión temporalmente.

Control y regulación

  • Activar la curva climática: imprescindibles para que el sistema “piense” por ti.
  • Los termostatos de zona ayudan a evitar sobrecalentamientos innecesarios (y a mejorar el confort).

Hábitos de uso

  • Un suelo radiante no es para “encender al llegar y apagar al salir”. Funciona mejor con temperatura de consigna estable y ajustes finos (±0,5 °C).
  • La aperturas de ventanas prolongadas o una ventilación continua sin recuperador de calor obligan a subir impulsión para compensar pérdidas.
PAdre e hija leen un cuento con sus pies apoyados en el suelo radiante por aerotermia de Daikin

Beneficios de una temperatura adecuada

Ajustar bien la temperatura del suelo radiante por aerotermia se traduce en mejoras que notas todos los días:

  • Confort homogéneo: sin zonas frías ni calor sofocante. El cuerpo percibe un ambiente natural y agradable.
  • Ahorro sostenido: impulsiones más bajas = mayor eficiencia de la bomba de calor.
  • Silencio y estabilidad: menos arranques y paradas, menos golpes de calor, menos oscilaciones.
  • Cuidado del pavimento y de la instalación: respetar límites de temperatura superficial alarga la vida útil del suelo y de la bomba.
  • Compatibilidad fotovoltaica: al trabajar a baja temperatura, es más fácil aprovechar excedentes solares en horas centrales del día.
  • Menor huella de carbono: más eficiencia implica menos consumo eléctrico y, por tanto, menos emisiones asociadas.

Errores comunes (y cómo evitarlos)

  • Subir la impulsión “por si acaso”: si subes en exceso la temperatura del suelo radiante por aerotermia, pagarás más y quizá empeores el confort (suelos demasiado calientes en zonas puntuales). Sube de 2 en 2 °C y observa 24–48 h antes de decidir.
  • Usarlo como si fueran radiadores: los encendidos y apagados bruscos rompen la lógica del sistema. Mejor un uso continuo y modulando, con curva climática.
  • Ignorar el equilibrado hidráulico: los circuitos mal ajustados crean estancias descompensadas. El instalador puede equilibrarlos para repartir caudales.
  • Olvidar el mantenimiento: un chequeo anual (filtros, purgado, presiones) mantiene el rendimiento y evita ruidos o microburbujas.
  • No respetar límites del pavimento de madera: consulta la temperatura superficial máxima del fabricante y configura el limitador en el control.

El suelo radiante por aerotermia es sinónimo de confort silencioso y constante. Para exprimirlo, céntrate en lo importante: define una consigna realista, usa curva climática y ajusta la impulsión con calma hasta que tu casa se mantenga estable en días fríos sin sobrecalentarse en días suaves. Con un rango de 30–40 °C de impulsión —y, en la práctica, 32–35 °C para muchas viviendas bien aisladas— estarás muy cerca del punto óptimo. Pequeños ajustes, observación y buenos hábitos hacen el resto. En definitiva: cuando entiendes la temperatura del suelo radiante por aerotermia, consigues más confort con menos consumo, y eso se nota en tu día a día… y en tu factura.

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